domingo, 15 de junio de 2008

Exorcismale (Teatro)


Que grato es poder observar una obra teatral en la cual sin derrochar dinero en escenografías innecesarias se logre hacer una verdadera obra de arte basada primordialmente en un buen libreto y en muy buenas actuaciones.

La Compañía Nacional de Teatro muchas veces comete el pecado de malgastar millones en escenografía y vestuario, cuando en una obra como esta con una vestimenta neutral por parte de los dos protagonistas y tan solo el juego de luces, una tela blanca guindando del techo en medio del escenario y un chelista en vivo nos transportan a una gran cantidad de lugares, situaciones, personajes y estados de ánimo.

El trabajo actoral de Rubén Pagura y Carolina Fonseca es de gran calidad, dando una demostración de trabajo corporal exquisito.

Como lo dice en el programa de mano de dicha obra, se basaron en los principios del “Teatro Pobre” de Grotowsky, y del “Espacio Vacío” de Peter Brook, en los cuales se hace énfasis en las capacidades de los actores, con las cuales se tiene que hacer la transformación de un objeto en un sinfín de posibilidades, así vemos como la tela blanca, la transforman en una cruz, en un traje de monja, en un trono con todo y cetro, en la vestimenta de un Rey y su Reina, en una cuerda, en una camisa de fuerza, en un capullo, entre muchas otras cosas.

La obra es una historia de amor ubicada en la época de la inquisición durante la colonia, y todo transcurre luego de que la hija del gobernador es acusada de estar poseída por el demonio y mandan a un cura a practicarle el ritual del Exorcismale (antiguo ritual de exorcismo romano), según se va desarrollando la obra vamos viendo diferentes personajes y situaciones que nos llevan más a contexto sobre la situación y la relación de los personajes.

En la obra a pesar de ser ubicada en la época de la inquisición durante la colonia toca aspectos de la realidad actual de forma creativa que terminan siendo verdaderas sorpresas.

Como dije anteriormente el trabajo corporal para esta puesta en escena por parte de Pagura y Fonseca es de gran intensidad, se exigen al máximo, dejando en el escenario todo su talento y sudor.

La ambientación lograda por el juego de luces y del chelista en vivo Leonardo Chacón logra meter al público totalmente en la obra, se pueden sentir los momentos de tención gracias a una sincronía de tiempos llevados casi a la perfección.

El único punto flojo de la obra son las transiciones que hacen en ciertas partes de la obra, en las cuales se recurren a la narración en vez de la actuación, con lo cual se llega a perder esa magia que se traía con muy buen ritmo durante la obra.

Esta es una obra que merece ser vista por la mayor cantidad de personas posible, lastimosamente su tiempo en las tablas será muy corto, solo 3 fines de semana.

La calificación que le otorgo a esta obra es de 4 y media botellitas de agua bendita, es una obra muy bien lograda y digna de ser vista por todos.

Esta obra es presentada en el Teatro 1887 en el CENAC, antigua FANAL, del 12 al 29 de Junio, de jueves a domingo a las 8pm.

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